En la casa de Mario había secretos y misterios que el joven niño no sabría como interpretar, sus padres no solían hablar de los problemas evidentes que los aquejaban. El marido desde hace bastante tiempo que vivía engañando a su esposa con un sinnúmero de amantes. La madre de Mario lo sabía, pero no diría nada pues ella misma estaba teniendo una aventura con el preparador físico del gimnasio. El niño no entendía porque sus padres parecían no quererse y la razón de que a su hermana mayor la hubieran puesto en un internado. Eran como si hubiera monstruos en el armario, aquellos que aterrorizaban a Mario cuando era mas joven. El niño iba a la escuela y tenía que soportar los susurros de todos quienes conocían a su familia. Desearía que no dijeran esas cosas y taparse los oídos para siempre, eran tan crueles que le habían dicho tantas cosas horribles acerca de su familia que simplemente deseaba que se callaran.
Pero dentro de todo aquello había un chico que siempre se quedaba a su lado haciéndole compañía. Ese era su gran amigo Lukas quien nunca hizo caso de los rumores y siempre lo hacía reír. A este parecía no molestarle que hubiese monstruos en el armario de la familia de Mario, pues en su casa pasaba algo similar pero con algo relacionado a las drogas.
Ambos disfrutaban su tiempo juntos y pasaban tardes enteras hablando acerca de como les gustaría vivir en una casa en la playa o administrar un restaurante pues Mario era un excelente cocinero. Mientras que Lukas era especialmente carismático y ya había trabajado como mesero. Un día Mario cuando tenía quince años pudo ir a visitar a su hermana en secreto junto a Lukas y allí pudieron verla descubriendo uno de los tantos monstruos que se ocultaban en el armario de su familia.
La chica en cuestión tenía esquizofrenia y estaba siendo tratada en el internado, pero sus padres la consideraban defectuosa. Sin embargo era la persona mas dulce que Mario pudo haber conocido así que empezaron a urdir un plan entre los tres pues ya casi los chicos alcanzaban la mayoría de edad. Entonces después de un par de visitas a su hermana consiguieron convencer a los padres de ambos para que los dejaran vivir juntos. Irónicamente aquella pareja seguía junta por los hijos, pero cuando vieron la oportunidad de que estos vivieran por su cuenta no dudaron en separarse.
-Por fin vamos a ser liberados de esta carga- era lo que pensaban ambos progenitores.
Entonces Mario y compañía pudieron ser liberados de su propio secreto de los monstruos en el armario. Comenzaron a preparar todo para su plan de abrir un restaurante en la playa, trabajaron incansablemente por un par de años hasta que reunieron el dinero suficiente para comprar un pequeño local a orillas de una playa hermosa en el sur del país.
Pero prontamente aquel par de amigos tenía sus propios monstruos en su armario personal, pues no podían evitar sentir una atracción a su compañero. Después de haber escapado de aquellas vidas que los oprimían se dieron cuenta de que querían estar con el otro, pero en un estatus mucho más elevado que una simple amistad.
Ambos no sabían que hacer con esos sentimientos así que la hermana de Mario tuvo que intervenir pues no quería que su querido hermano menor creyera que el otro no lo amaba de la misma forma.
-Muy bien par de tortolos, confiésense de una vez-les dijo la chica cuyo nombre era Clara.
-¡Clara!- dijeron ambos avergonzados
-Mario ¿tú lo amas?
-Si- dijo con el rostro completamente sonrojado.
-Lukas ¿amas a mi hermano?
-Por… supuesto- dijo siendo embargado por cierto nerviosismo no propio de él.
-Muy bien entonces bésense.
-¿de-delante tuyo?- dijo Mario a quien casi le daba un infarto.
-exacto, ¿Qué esperan? Abriremos pronto el local.
Entonces Lukas tomo valor y se acerco al otro acunando su rostro y plantando un pequeño beso en los labios de este. Los ojos de Mario brillaron antes de cerrarse suavemente para disfrutar del suave contacto.
La vida de los tres no fue tan distinta desde entonces salvo por que aquellos dos se convirtieron en una pareja. Aunque parecía que simplemente eran mejores amigos muy cariñosos. Clara por otro lado seguía al pie de la letra su tratamiento e incluso comenzó a congeniar muy bien con una chica que venia de vez en cuando al restaurante. Entonces allí ella les conto acerca del otro monstruo que había en el armario de los padres de ambos.
-Chicos he sido lesbiana desde que tengo memoria, también por eso me pusieron en el internado. Tener una hija esquizofrénica y que le gusten las chicas tal vez fue demasiado para ellos.- dijo mientras se encogía de hombros.
-Gracias por contarnos esto- le dijo Mario mientras la abrazaba
-Yo no se que decir- dijo Lukas sintiendo que estaba interrumpiendo un momento entre hermanos.
-Ven y únete al abrazo pequeño idiota- le dijo Clara mientras rodaba los ojos.
Entonces mientras compartían ese abrazo ambos sentían que nadie los comprendía mejor que sus compañeros. Con el tiempo mientras envejecían juntos Clara tuvo como tres parejas para finalmente casarse con una chica que venia del norte del país y quería vacacionar en la playa.
Lukas y Mario también quisieron dar otro paso en su relación aunque claramente en aquel no estaban incluidos los padres de ambos. Pues nunca podrían perdonar que hayan ocultado aquellos monstruos en el armario, sobre todo lo de Clara.
Entonces en una pequeña ceremonia frente al mar ambos declararon sus votos matrimoniales jurando que cuidarían del otro hasta las últimas consecuencias. Fue un evento pequeño en que participaron solamente sus amigos mas cercanos. Solo aquellos que no veían la homosexualidad como algo malo. Mientras se besaban sellando su compromiso, Clara lloraba de felicidad de ver a su hermano y a la pareja de este finalmente juntos.
Después de un tiempo ambos adoptaron a un niño del orfanato que hizo que sus corazones se estremecieran pues este también tenia sus propios monstruos en el armario. Entonces lo ayudaron con eso y fueron una familia realmente feliz.
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