La veía caminar en completo silencio, sus largas patas se desplazaban por el borde de aquella mesa donde Lucía tomaba el té. Su primer impulso fue tomar lo que hubiera al alcance para darle fin a ese arácnido ser que osaba importunar su tarde. La miraba con sigilo ¡Pat! ¡Pat! y todo estaría terminado. Estaba tan centrada en decidir su próximo movimiento que no noto que su enemiga ya había bajado de la mesa y se perdió entre los rincones de esta antigua casa en donde vivía la mujer de veintinueve años.
Enemiga
yohanapizarro1502
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