Cajas

Y allí guardaba todo aquello que le carcomía el alma, penas y remordimientos que juntaba una y otra vez. Nadie debía saberlo pues seguramente no lo comprenderían era lo que ella pensaba, en silencio amontonaba sus pesares uno tras otro. Debía juntar muchas cajas llenas de todos aquellos malestares que no se atrevía a enfrentar. Pero un día se dio cuenta de que su casa estaba repleta y ni siquiera había espacio suficiente para moverse. Entonces tomo una decisión y empezó a abrir las cajas para ventilar todos aquellos sentires que ya necesitaban a salir a la luz. Se sintió doloroso, pero a la vez liberador y con una pequeña mueca indescifrable abrió la última.